Anoche recibí una paliza jugando al Brain Training, y arrastré a un tío inteligente con ello. Pasamos por debajo de una mesa baja de las de poner los pies. En mi infructuoso plan de revancha dormí unas 4 horas y en marcha a currar. Por el camino al curro iba yo por el bordillo pensando en que mi barrio es tirando a pobre, porque es de esos barrios en los que nunca te encuentras ni un céntimo por la calle. En otros barrios, si, o en Inglaterra, allí la gente tira con desprecio los céntimos... y pensaba que eso no tenía sentido. Que en un barrio como éste, con las familias que hay, y que conozco de mis enanos, que sigue mi teoría de dinero tirado por el suelo, sucio, de pantalones arrastrados, etc etc, no tiene sentido que todos tengan animales, el bull dog nuevo que me saluda todas las mañanas, los gatos, perros y conejos de mis enanos, el caballo de Rocío ( en la finca), las cabras de fulanito en el pueblo... además de clase media baja, pobres, son buenos, cuidan bichitos y les gustan los animales. Me empiezo a sentir un poquito de aquí, aunque yo no sea de este sitio... En todo eso divagaba camino del cole cuando me he encontrado un billete de 20 euros dobladito en el suelo al lado de una alcantarilla. He echado una mirada buscando al dueño pero nada, así que lo he cogido y para mi. No me he sentido muy alegre, porque he pensado en un viejecito sacándose el pañuelo del bolsillo y cayendo por debajo el billete al suelo. Y el anciando triste en casa pensando que ya no sirve para nada, porque no consigue recordar que fue de sus 20 euros. Con los ojos llorosos. Pensando que es inútil cuando es mentira. Es sólo que los billetes no suenan al caer. Y que yo no lo he visto caer. Y me lo he quedado. Una clase de Andrea pero sin trabajar. Y ese anciano, dos años antes podría haber sido mi padre. Y se hubiera sentido fatal. Quizá le pasó y no dijo nada a nadie, casi seguro que le pasó y no dijo nada, pero se le pusieron los ojos llorosos. Estoy a punto de tirar el billete otra vez al suelo. Yo no soy pobre, me viene bien pero le podía hacer más falta al señor que lo perdió. Hoy recorro esas dos calles sin notar que el cielo sigue azul.
En el cole nos dan la noticia de que se ha muerto el padre de un compañero, es muy mayor. Los dos son muy mayores, el compañero y el padre. Ponemos dinero para una corona y me siento mejor por cambiar de una vez el billete. Qué ganas de llorar viendo las coronas para elegirle una, como si fuera un regalo. Me como a besos a mis peques, pensando que el billete podría ser de alguno de sus abuelos al traerlos esta mañana al cole. Ellos están contentos.
Me paso por la EEOOII a ver las notas de inglés. 23.13.21. Necesito 15 en cada para aprobar. No suspendía un examen desde la facultad. Ni siquiera suspendí la oposición. Golpe de realidad, no soy lista, aunque alguna vez lo parezca. Suspender inglés enseñándolo en un colegio bilingüe no dice mucho en mi favor. No tiro la toalla, mañana me presento al oral. Decido no callarme la nota. He aprobado dos partes, es todo lo que pude dar de si en el examen. Estoy orgullosa, que no contenta, con ello.
Le presté la bici a un amigo. Ahora la habitación tiene más hueco. En lugar de parecerme más grande, me parece más vacía, como si le faltase algo. Me preguntó con que podría rellenarla por 17 euros, lo que me queda de los 20. Sólo se me ocurre limpiar un poco la pared. Maruja...Veo a mi padre mirándome curioso con el trapo húmedo en la mano, sólo es una sombra. Se me sigue clavando su mirada. Le recuerdo con su traje de siempre, su camisa, su chaqueta, su pequeña cojera, y su pañuelo blanco doblado en el bolsillo del pantalón, con un billete cayéndose al suelo al sacarlo. Puede que lo sacara para prestármelo, como siempre hacía.
Clase de Andrea, la pobre me cuenta en una mezcolanza de idiomas que pretenden ser inglés que su amiga Alicia la trata fatal. Me tiene loca, hablándome en inglés y yo sabiendo que se lo he enseñado todo yo y nadie más, y que sólo habla así conmigo. Pienso en regalarla un cuento con los 17 euros. Su cumple fue en agosto. Un regalo de porque sí, pues.
Camino de casa, descubro a alguien a quién darle el dinero. A ver si así consigo quitármelo de la cabeza, esta cabeza egoísta que no me deja en paz. Qué altruismo hay en sentirme aliviada? Ya no me siento como si hubiera robado a mi abuelo, por lo menos.
Messenger, me pregunto por qué echo tanto de menos las charlas por teléfono con Roberto, aunque ahora exista el messenger, las conversaciones intrascendentes y especiales a la vez, siempre me recuerdan a él. Qué será de él? Le abro una ventana en el messenger, le saludo, me ignora. Esos tiempos ya pasaron. Le habría contado lo de los 20 euros y sería el único que no habría pensado que estoy un poco loca, o que soy un poco tonta. Me habría dicho lo que él pensaba, de quién serían esos 20 euros dobladitos por la mitad al lado de la alcantarilla. Y qué podía comprarle con ellos.
Veo la tele, ceno, hablo por teléfono, aunque no con Roberto, primero con mi madre. Ahora
no la odio, quién me lo iba a decir a mi hace 5 años. Ni se me ocurre contarle lo del billete. La echo un poco de menos, hace 10 días que no la veo. Luego me llaman, si ya, que se le ha olvidado que habíamos quedado a cenar, ya, bueno, qué cabeza... lo de los 20 euros me parece una estupidez sabiendo sus preocupaciones. Lo omito. Me quedo pensando en las vueltas que da la vida, y la poca justicia divina que hay , por lo menos a corto plazo. Alguien tan bueno y circunstancias tan rotas. Pienso en mi padre. Son otro tipo de circunstancias pero me doy cuenta de que aprenderé a vivir sin él. Puto billete.Cómo le añoro hoy. Mil veces más que ayer, si cabe, sabiendo que cabrá. y que aún queda mucho espacio que no lleno.
Lo escribo aquí? Me gustan los 4 gatos que me leen, todo este rollo? He contado lo del suspenso, que es lo que venía a escribir, y lo del billete es menos descabellado por escrito. Yo creo que me voy a ir a la cama, pero no tengo sueño, no quiero dar vueltas con los ojos abiertos pero sin ver nada. Leo otros blogs. Borro el post? Paso. Pienso en la boda del sábado... últimas 50 horas... y a saber si será la decisión más importante de sus vidas o no. Y es lo de menos, se adoran. A partes iguales, ellos habrían perdido sólo 10 euros cada uno, porque ese sería dinero común. Mi viejecito seguro que había enviudado. No, no, seguro que no, su mujer le mira con ternura y con pena, le ve envejecer y no puede ayudarle ni hacerle entender que le quiere igual.
Preparar los carteles para el cuento de mañana, que me falta plastificarlos, bueno, ahora me pongo a ello. Qué de cosas me han pasado hoy, y no recuerdo más de tres.
Un suspenso, mañana no mando deberes a mis niños, que disfruten la tarde en el parque, si, esos van a ser sus deberes. Mientras yo estudio, o algo, después del examen de las 16.