domingo, 25 de noviembre de 2007

Hoy Toca Ser Feliz, Mago de Oz

Cuando un sueño se te muera
o entre en coma una ilusión,
no lo entierres ni lo llores,
resucítalo.

Y jamás des por perdida la partida,
cree en ti.
y aunque duelan,
las heridas curarán.

Hoy el día ha venido a buscarte
y la vida huele a besos de jazmín,
la mañana esta recién bañada,
el Sol la ha traído a invitarte a vivir.

Y verás que tú puedes volar,
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.

Si las lágrimas te nublan
la vista y el corazón,
haz un trasvase de agua al miedo,
escúpelo.

Y si crees que en el olvido
se anestesia un mal de amor,
no hay peor remedio
que la soledad.

Deja entrar en tu alma una brisa
que avente las dudas y alivie tu mal.
Que la pena se muera de risa,
cuando un sueño muere
es porque se ha hecho real.

Y verás que tú puedes volar
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.

Las estrellas en el cielo
son sólo migas de pan
que nos dejan nuestros sueños
para encontrar el camino,
y no perdernos
hacia la Tierra de Oz,
donde habita la ilusión.

Y verás que tú puedes volar
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.
Y verás que tú puedes volar,
y que tu cuerpo es el viento,
porque hoy tú vas a sonreír,
hoy te toca ser feliz.

Olvídame y sigue viviendo.

El concierto de hoy

Hoy toca Bruce en Madrid. Estuve en los dos últimos conciertos que dio aquí. Qué dos conciertos. Qué magia transmite. Y hoy pensaba ir a escucharle, aunque fuera desde fuera, que tal vez se oyera algo, pero creo que no. No sabía que las cosas iban a estar así. Que iba a hacerme la vida tan difícil a mi misma…

El día que salieron las entradas a la venta te ibas a ver a los de tu curro. Yo pensé que en secreto te habías ido a por dos entraditas para nosotros, y estaba pegada a la puerta esperando a que volvieras. Al final me fui a la cama. Cuando llegaste, estabas tan contento que fue mejor que tener las entradas. Y me acordé de ese concierto de Fito en el que si que hiciste eso. Y sólo me queda una gratitud infinita hacia ti. Y mucha soledad. Me avisaste. El barco ya ha partido y no vas a volver a puerto a por mi. Intento mirar hacia delante, pero sólo tengo lágrimas, y no me dejan ver nada, se me nubla todo.

Tengo amigos que no me dejan en paz, que no me dejan sola, que se empeñan en cuidar de mí. Hace que no me hunda. Tengo ratos normales, tranquila, divertida, pero tengo otros de… de no sé qué es que es una mierda.

Y a Bruce hoy le escucharé en casa, en un cd, como mucho. No tengo sus fuerzas. Claro, que él vive enamorado y feliz, a lo mejor por eso es.

lunes, 19 de noviembre de 2007

EL BUZO

Seguro que te acuerdas igual que yo. Fue la primera vez que fuimos juntos a Luarca. Fueron los tres días esos a la aventura. Recuerdo la camiseta de salvaje que me compré en el bazar. Qué distintos hemos sido siempre. Tú preferiste esperar. Eran las fiestas y todo estaba lleno. Dormimos en el coche, en el parking oculto que encontramos. Y cada árbol, y cada piedra, y cada todo era perfecto, supongo que porque así es como estábamos juntos.

A la mañana siguiente quisiste parar para comprarle algo a tu familia. Buscamos y buscamos hasta que encontramos unas figuras de marineros: el del chubasquero, el capitán, el pescador, el lobo de mar… y el buzo. De los cinco, cogiste el más feo, el que más te gustaba, para nosotros. Mira que escoger justo el que no tenía cara… y si por dentro era feo? O si tenía cara de malo?

Con el tiempo nos fuimos a vivir juntos, y el buzo, el “putobuzo” como le llamaba yo con cariño, tuvo un lugar preferente en el salón, mirando hacia la terraza. Muchas veces le observaba y recordaba ese viaje, y a nosotros, y lo felices que sabíamos ser juntos.

Recuerdas? Le cambiaba de postura esperando a que te dieras cuenta, y te la dabas siempre.

Y cierro los ojos y te veo en casa, cogiéndole, envolviéndole en papel, con la misma pena que tengo yo ahora, con el alma rota, recordando aquel 15 de agosto en Luarca, y ese río de agua transparente, y a los dos en casa, bromeando sobre el buzo. Y no entiendo cómo se puede ser tan mala como para causar tanto daño y seguir adelante con esto. Y tú, bueno hasta el final, guardándole. Mañana cuando vaya ya no estará allí, no le volveré a ver nunca. Y sólo porque soy idiota, idiota y egoísta.

El buzo ya no soñará con el mar ni lo buscará por las terrazas de Madrid. Un golpe de realidad le hará darse cuenta de que los sueños son estúpidos, que no se cumplen, y que si los vives se terminan. Que además duelen, y hacen daño a los que quieres, a quien quieres.

Yo pensaba que era muy fuerte. Pensaba que si soy capaz de vivir con mi padre, sin mi familia, podría pasarlo todo. Son dolores diferentes. Con mi padre, sin él, se creó un vacío en mi que no se llena con nada, un vacío que hace que si le escucho quiera no estar. Procuro no escucharle. Esta situación es distinta, no es de vacío, es de tristeza. La estoy provocando yo, podría evitarla y hago daño a la persona que más quiero, a ti. Por qué no la paro? Ya no me acordaba de cómo dolía esto, no es la primera vez, pero si la que más duele, y espero que sea la última. No vuelvo a esto del amor, no me interesa, no es para mí.

Y yo pensaba que era fuerte, y no soy capaz de calzarme para sacar la basura, ni de pensar, ni de seguir adelante como estos días, ya no doy más de mi, no me quedan fuerzas. Ya volveré cuando sea capaz, cuando siga sin serlo pero reúna fuerzas. Fuerzas para qué? Seguro que el buzo está llorando debajo de su escafandra, me da igual que sea feo.

Me habré vuelto humana y habré dejado de ser fría? O es sólo que aún no sé dónde me estoy metiendo? De dónde estoy saliendo? Quizá es porque contigo todo era más fácil, porque al final del día siempre estabas tú. Y cuánto me cuesta obligarte a ir, pero sé que es lo único que puedo hacer pensando en los dos. Si pienso en ti me quedo, si pienso en mi no lo sé, pero si pienso en los dos, creo que tenemos que tener la opción de encontrar lo que teníamos en Luarca, aunque lo encuentres sin mi, con otra persona. Yo no lo voy a buscar, pero no puedo condenarte a no tenerlo. Te lo digo siendo la última vez que actúo para bien de los dos.

Ya sé que tú no lees nunca aquí, pero también sé que cuando estés mejor vendrás a esta página para saber, y no puedo no decirte las cosas, y tampoco puedo decírtelas en persona. No puedo tampoco, - ves como no soy fuerte – despedirme de ti. No lo hago, ni siquiera pongo un punto

En Madrid, a 18 de noviembre de 2007


viernes, 2 de noviembre de 2007

2 de noviembre

Hoy es mi santo. Nadie se acuerda nunca. bueno, no es cierto. Mi abuelo si que se acordaba, pero ya no está. Jorge siempre se acuerda, pero ya no me va a felicitar más. Su famlia también, pero intuyo que ya no es la mía, no creo que me llamen.

No me importa lo del santo, pero me hace darme cuenta de todo lo que pierdo. Que, sin motivo alguno, empiezo de cero, pierdo a la gente a la que quiero. Y soy yo la que la aparto. Veía fotos hoy, qué de recuerdos. No entiendo por qué quiero cerrar este capítulo, por qué dejo todo por nada? Si voy a estar también triste sin él, qué más me da triste con él que triste sin él?

Tengo que sentarme y pensar, pero es que no quiero pensar en nada. Quiero irme lejos, muy lejos, y empezar de cero de verdad, no empezar de cero arrastrando penas, aunque sé que es imposible, que la vida no funciona así.

Me he encontrado con amigos que no sabía que tenía, y he visto desaparecer a otros en dos semanas. Y en el fondo prefiero estar sola, que se que jodo a los que me acerco, tarde o temprano. No estoy acostumbrada a que nadie cuide de mi, no sé muy bien cómo recibir esa ayuda. Y cómo haré para no hacerles daño también? Odio esta cuerda floja de que nada tenga sentido. Es la primera vez en toda mi vida que sé que debajo de la cuerda tengo una red para todas las veces que me caiga, y que me tire. Es tan raro sentirse segura, será incoherente, pero sentirme segura me hace sentir vulnerable. Y ya pienso en alejarme, lo que me cuesta no hacerlo.

Pienso en el consejo que me falta, el de mi padre. No consigo averiguar qué me diría él, que siempre sabía qué decirme y acertaba cuando yo metía la pata. Ahora tomo decisiones sola, y me doy cuenta de que no estoy nada despierta, que he perdido ese poquito de inteligencia, no veo nada delante, y antes tenía 1000 ojos mirándolo todo, disfrutándolo todo.

Vuelvo al punto de partida, pero aun me queda el camino de regreso, vendo corazones de segunda mano, y una carretera para huir deprisa, que dice la canción. Sé a qué punto volver, también sé lo que duele desandar el camino. Ya llegaré, o no, que no hay prisa.

Y quiero encerrarme en un sitio muy pequeño y no salir nunca de ahí, pero no, salgo un rato a ver qué hay tras el cristal, aunque no vea nada tras un cristal opaco.