Madrid sigue llorando
11 de marzo. Hace dos años hubo un atentado en Madrid. Hubo una masacre que no creo que nunca llegue a entender, que ninguno entendamos las causas. La consecuencia menos importante de ese atentado fue que yo me independicé. Hace ya dos años. Me fui demasiado tarde. Y si no me hubiera ido? Y si hubiera aguantado dos años más y así hubiera robado minutos a la vida para estar más tiempo con mi padre? Quizá habría sido mejor, o peor. Ya no puedo cambiarlo, no sé si lo haría si pudiera. Dos años, dos años ya. Y dos meses sin él, que están siendo mucho más largos que esos dos años. La vida te obliga a seguir a marchas forzadas, y ahora mi abuelo lucha por seguir sus pasos, y yo voy quedando aquí, desangelada sin ellos, en medio de este caos que creemos que es la vida. Yo no había perdido nunca a ningún familiar ni amigo, por lo menos no con la muerte. De repente murieron muchos y los sentí cercanos, míos. Un dolor de vacío, de impotencia, de rabia. Con mi padre solo hay vacío, y algo de miedo, miedo a saber que va a haber un siguiente, y luego otro, y luego otro. Pero sobre todo vacío. Vacío porque ya no le oigo la voz, ni la tos, ni me abre la puerta cuando voy a su casa, ni me da un beso, ni se ríe conmigo, ni se queda dormido en el sofá, ni deja la tapa del water levantada ni nada, su huella se ha ido, como se irán yendo todos, tarde o temprano. Yo también, pero mi muerte no me asusta, no me da miedo, me da miedo que se mueran otros, y que yo, egoísta, siga aislándome en el vacío
Mi padre es la persona que más quiero. No podré decir que la que más quería, porque no creo que deje de quererle, esta vez la distancia no hace el olvido. El último día que le vi vivo vino a la puerta a despedirse, y me preguntó si me quedaba a dormir, le dije lo de siempre: ya sabes que no. Sonreímos. Me dio un beso y me fui. Fue lo de siempre, pero ya no hay siempre, de repente hubo vacío.
Habrá cientos de personas que hoy lloren por los que murieron asesinados, mi padre, bueno, pues iba a pasar, ya lo sabía, por la naturaleza. Pero que alguien robe la vida a otros porque si, no tiene sentido, ni razón. No importa la causa, no lo justifica. Recuerdo aquel día, y los que le siguieron, con mucha claridad. Las noticias goteaban, los muertos también. Empezó a llover. La vida sigue, pero más triste y más vacía sin ellos, sin él.
Un día por fin escribiré de otras cosas, antes lo hacía, pero ahora cuando paro a pensar, es en mi padre, no lo sé evitar. Para qué evitarlo.
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