Mi segundo gran cabreo del año. (No cuento los de Mariputa y demás, que esos son graciosos)
En el primero, que lo escribí aquí, me cabreé con una situación que a lo mejor yo provoqué un poco. Hice las cosas lo mejor que pude pero se torció un poco. Las cosas no salen siempre bien.
"El valiente ha sido valiente y ha estao hasta que el cobarde ha querido", que dice El Barrio. En estos meses, gracias a los hunos, he empezado a no mirar al suelo, la de veces que me dijiste que no lo hiciera...
Yo no soy rencorosa, perdono de verdad, si me piden perdón, incluso aunque no lo hagan. A veces no, claro, pero sí, se me pasa con el tiempo. Pero no olvido, y hay cosas perdonadas que hacen que no permita otras. No quiero a mi lado a alguien que me insulte y de verdad crea que tiene el derecho a hacerlo.
Es la segunda persona a la que pongo punto y final. La primera fue Bea. Que debemos seguir vidas paralelas, por lo que voy viendo, seguimos cruzándonos. Que le vaya bien, pero dónde no me haga daño.
Cést la vie.
Arrieritos somos, para bien o para mal.
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Y cumplidos mis 5 propósitos de este año, puedo irme hoy a celebrarlo, a romper Madrid, dicen que he quedado hoy. Veremos qué plantea la noche