viernes, 11 de abril de 2008

Irlanda 2008

1. EL COCHE

Debido a problemas técnicos yo fui la conductora todo el camino. No conduzco mal, pero tampoco especialmente bien. No tengo coche, no suelo conducir. En más de 2200 km en un país con señales distintas y en el que conducen por la izquierda conseguí, de alguna manera milagrosa, devolver el coche sin un solo rasguño ( aunque no sé cómo acabaron los bajos, quiero creer que sin problemas)

Alquilamos un Golf, nuevo, de ese año, con tan sólo 12 kilómetros hechos. Golf grande, Polo pequeño, jejejeje. Me incorporé al tráfico de Dublin y en el segundo giro no miré a la izquierda, que es de donde venían los coches y me pitaron un poco ;) y para que te pite un irlandés... pero pronto salimos de la civilización asfaltada. Todo el camino luchaba por ser "camino" pero no pasaba de ser "sendero", barrizal a ratos y piedras arrejuntadas en sus peores momentos. Los arcenes eran anchos cuando existían, pero cuando no, la carretera estaba bordeada por ramas y árboles
o acantilados. Todo esto a veces de noche, con vientos huracanados, con mucha lluvia... y siempre con cuestas y curvas, para darle más emoción y no saber quién venía de frente. Cruzamos con tractores, caballos, ovejas y, a veces, otros coches. Generalmente a la vez no cabíamos en los carrilitos de 2 metros para los dos sentidos...

En Irlanda del Norte las carreteras son mejores, el asfalto está nivelado al menos, las pegas sólo son dos, que los conductores no tienen tanta paciencia (infinita) como los de la República, y que las velocidades están en millas y tenía que calcular un poco a ojo.

Todo el camino fui creando caravanas, porque si hubiera ido a 100 km/h como ellos decían por esos senderos, habría chocado. Iba a 40, formando filas inmensas de coches que no veían el momento de adelantarme entre curvas y colinas.

Iba ubberpegada a la izquierda, pero sin querer, me comí un par de bordillos, hice un rally y me salí de la carretera (porque no veía la carretera), tuve que descifrar sus normas no escritas para las rotondas, odié la costumbre de llevar siempre las largas y las antiniebla, descubrí que no usan farolas, sólo en algunos cruces extremadamente peligrosos, y un montón de cosas más. La lógica de sus matrículas, los deditos de dar las gracias, el freno para lo mismo, la gran afición que tienen por las pirulas, saber que los pedestrians hacen lo que les da la gana como si no hubiera coches cerca, los badenes de 20 cm...

Ah! y las señales, cuyos km son aproximados, y que las ponen a un metro de donde tengas que girar para que no leas el cartel hasta que no lo has pasado. Y no os cuento nada de aparcar. Mis destrezas, no es un secreto, son prácticamente nulas, imagináos calculando a la izquierda, y en un coche en el que no conozco las medidas... sí, un desastre, todas las veces.

Como me acordé de la rueda pinchada de Canterbury, menos mal que no conducía yo, porque ahora veo clara la secuencia de hechos.

Bueno, esto es lo del coche, para no interrumpir a cada rato. En próximos posts, el viaje

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy Lore.
Es cierto que una vesz dejaste el coche atravesado en medio de la carretera.... pero fuiste mi primera profe de conducir y tuviste una paciencia infinita, así que...
Por cierto, acabo de terminar el tema de las medidas de superficie, con cambio millas- kilómetros incluido. Te entiendo.
Ahora me debes un post y un mail ^_^