"Siempre con una sonrisa"
El sábado estuve en un tanatorio, y en el crematorio después. El viernes murió una chica de 28 años de cáncer. La novia de un amigo. Y mi amiga, no íntima, pero mi amiga. Ella estaba sufriendo un cáncer, y todas todas las semanas, hablábamos de la vida - como si no hubiera una enfermedad en medio - de la pequeña Irene, del odio que tenemos a los mosquitos, de las pelis que iban a estrenar, del musical del Rey León, de lo enamorada que estaba, de Roma, de Nueva York, de nuestro próximo verano en el que iríamos a mil sitios, del sol, de sus futuros hijos... Siempre me preguntaba que cómo me iba, cómo estaba, empatizaba conmigo, me sacaba mil sonrisas y otras tantas risas.
En febrero (ahora es octubre) me dijo que tenía cáncer, desde entonces no la escuché una queja. Me explicaba cada paso de la enfermedad, de la lucha contra ella, de las posibilidades que tenía (le dijeron que muy pocas desde el principio). Esther no luchó por la vida, simplemente vivió, no perdió el tiempo en luchas inútiles. Ha sido un ejemplo, es un ejemplo, que me ha marcado mucho.
Cuántos años llevo yo con el dolor de la muerte de mi familia? Casi 7. Y, en el fondo,es una putada, pero es algo natural que los padres y los abuelos fallezcan antes que los hijos, pero no al revés. Y, además del dolor, de los corazones rotos, de vidas sesgadas, veo, vi el sábado, vida. Mensajes de que Esther es VIDA, que es lo que transmite, lo que da.
El tiempo hace que te acostumbres a vivir sin alguien, no a que lo olvides. A que le recuerdes sin un dolor agudo, insoportable, tan cruel que no te mata. Recuerdas y sonríes y escuchas su voz, y ves sus gestos y tienes algo de paz. Dicen que tiendes a idealizar a los que se han ido, cuándo ya son ideales, qué se hace?
Sé que su familia, de alguna manera, vivirá de nuevo alegrías y verán todo sin lágrimas en los ojos, pero les queda un camino tan duro. No sé cuándo se supera, ni si alguna vez se supera la muerte.
Ayer en el crematorio no cabíamos dentro, ayer los más allegados, los menos, todos, llorábamos (por dentro o por fuera) por la pena de dejarla ir. Ayer por la tarde seguíamos con nuestras vidas. Cuánto más cercano eres al fallecido, antes sigues adelante. Pero seguro, en cada momento de esa noche, y de muchísimos momentos a lo largo de los años, pensamos en ella. En la mañana del sábado, en la noche anterior, en los meses anteriores, Esther es vida.
Gracias por los momentos vividos. Mucha fuerza para seguir a toda su familia
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